Está más que comprobado que las verdaderas cosas, los pequeños detalles son los que nos hacen movernos, levantarnos por la mañana y convertir los días monótonos en días diferentes. Aún perdura en la memoria de algunos de nosotros las manifestaciones realizadas en Sevilla y Vigo por el descenso de sus equipos de fútbol a Segunda B por impagos. La presión popular de la masa hizo reconsiderar la cuestión y fueron readmitidos en la máxima categoría del fútbol nacional. Manifestaciones de este tipo, en las que no vas inducido por ninguna corriente política, organizadas clandestinamente, por medio de quedadas en Internet o mensajes clave que aparecen en medios de comunicación escritos, generan una corriente de movimiento para pelear por un pequeño trozo de tu vida, trozo dulce que hace menos amargo el trago de un jefe insoportable o la angustia de no tener jefe por no tener trabajo.
Pues bien, en estos momentos nos encontramos con otra manifestación, espontánea, sana, esperemos que no intrascendente, que tiene puesto su punto de mira y amenaza con hacer temblar los cimientos de un gigante de la comunicación, como es la CADENA COPE. Podríamos empezar contando la historia así: “Queridos amiguitos, en este mundo todo está bajo control. ¿Todo? No. Una aldea poblada por irreductibles rockeros resiste ahora y siempre al invasor…” Para no entrar en demasiados detalles farragosos y datos que puedan hacer que el lector termine de leer justo aquí, iremos directo al grano, como un rasgeo de Keith Richards. Una emisora, con recursos mínimos, aunque pertenezca a uno de los grupos de comunicación más importantes del país, y dedicada al rock, tanto el clásico como a los grupos emergentes, puede estar haciendo su ultima gira, entonando su canto del cisne particular, ROCK & GOL.
Lo que comenzó como un reducto de buena música, con profesionales apartados de la primera línea pero con muchas horas de radio y verdaderas eminencias de la música moderna, promovida por José Antonio Abellán en sus inicios, se ha convertido, en poco más de un año, en una emisora que, a pesar de emitir en gran parte del territorio español a través de Internet, en una gran comunidad con mas de 20.000 fanáticos en su grupo de Facebook, sin contabilizar los que tiene su programa de Deportes, con cerca de 3.000 fans en la misma red social, con una audiencia estimada de 250.000 oyentes. ¿A que es debido este crecimiento sin apenas promoción, sin inversiones en publicidad, sin grandes marquesinas? Pues al buen hacer, trabajo y dedicación de un hombre, Iván Guillén y de una leyenda viva de la radio de este país, Rafael Escalada, o a sus alter-ego en las ondas, el Youngie y el Oldie, el joven y el viejo, el aprendiz y el maestro. Estos dos hombres, grandes locutores y grandes comunicadores, han conseguido, con los recursos mínimos, una gran comunidad de amigos, han reinventado la manera de hacer radio en este país, han prefeccionado la verdadera radio interactiva, donde se deja de escuchar para pasar a actuar, a ser participe de los programas, a crear hábitos, a conseguir rutinas y provocar que perfectos desconocidos compren billetes de avión o de tren y compartan cañas, tapas y buena conversación como si fueran amigos de toda la vida. Ellos han conseguido que, en una oficina de Palma, en un pueblo de los Pirineos, en una casa de Cartagena, o en un despacho de Alicante, a las diez de la mañana se cante a grito pelado el ‘Da do ron ron’ de The Crystals, o que se salude al fin de semana con el ‘I wanna be sedated’ de Los Ramones. Iván Guillén y Rafa Escalada han creado un verdadero morning show con su manera de hacer radio, incomparable en este país, heredando el punto gamberro de Howard Stern y siguiendo la línea del rock como banda sonora. Y todo ello sin descuidar la buena música, huyendo del éxito fácil, de esa radiofórmula tan trillada en nuestros diales, tirando de contactos para conseguir exclusivas entrevistas con Eli Paperboy Reed o Bunbury, disfrutar con una sincera conversación con Los Suaves o descubrirnos a grupos emergentes que tendrán mucho que decir como Gritando en Silencio, Garaje Jack, Los Perros del Boggie o Uzzhuaia.
Después de haber conseguido todo esto, no hace falta tener caras titulaciones en la pared del despacho para ver que el producto es un éxito y toda una lección de marketing de guerrilla. Pero a pesar de ello, les están cortando las alas. ¿Motivos?
Nadie ha dicho esta boca es mía. Las especulaciones son muchas, pero no se sabe a ciencia cierta que es lo que ha podido pasar. Utilizando una imagen, que seguro que no soy el primero en escribir, las luces dieron paso a las sombras. La radio se ha convertido en estos últimos días de emisión en una aséptica sucesión de canciones, como si de una gramola se tratará, sin introducciones a los temas, sin una palabra a los oyentes, en definitiva, en otra cosa. Ni que decir tiene que los hijos y los sobrinos de aquellos que corrieron delante de los grises, se han movilizado. Las redes sociales han vuelto a hacer valer su función. Grupos como “NO A ROCK&GOL SIN IVAN GUILLEN Y RAFA ESCALADA”, “QUEREMOS QUE VUELVAN EL OLDIE Y EL YOUNGIE”, “QUE VUELVA EL CACHONDEO EN ROCK&GOL”, “NO A LA NUEVA FORMA DE HACER ROCK&GOL” y muchos más han llenado la red, consiguiendo en escasas 48 horas, cifras increíbles de adeptos. Los envíos masivos de cartas, llamadas telefónicas, correos electrónicos y faxes a la dirección de la Cadena Cope, para pedir explicaciones, con respeto, de la cancelación de un programa de éxito son otros pasos que se están dando, y por parte de los oyentes no se descarta realizar otras acciones para pelear, luchar y gritar por el rock n’ roll. La falta de información ha
hecho aflorar las palabras ‘censura’, ‘política’ y ‘libertad’, así como diversas expresiones dirigidas a los gestores de la CADENA COPE acerca de su ineptitud en aquello por lo que cobran, citando más de un iracundo oyente, a la madre de alguno. Y no es rabia gratuita, es rabia por la injusticia de una fórmula que funciona, que no es más que poner a gente a trabajar en lo que realmente le gusta, que se van a dejar la piel cada mañana para levantar el proyecto, la idea, la filosofía, la manera de vivir y que, bien llevada, podría ser una línea de negocio beneficiosa para los gestores, compatible con otros tipos de música y otros tipos de radio.
Todos sabemos que el rock es el gran maltratado en este país, que parece que para que te reconozcan tienes que estar muerto, pero gracias a Iván Guillén y Rafael Escalada, Rafael Escalada e Iván Guillén, se ha demostrado, y esperamos que lo sigan demostrando, que se puede cambiar la dinámica, que hay vida más allá de la composición fácil y las grandes discográficas, y que en este país llamado España, viene AC/DC o Aerosmith y nos van a llenar estadios, y estoy seguro que no son extras de la oficina de contratación, que hay gente que realmente les gusta y sienten las letras como suyas y que también se enamoraron con esas canciones, aunque no sean las más románticas del mundo. Y que en muchas habitaciones de jovenes, sentados en la cama, prueban una y otra vez a tocar los acordes iniciales de ‘Smoke on the water’, mientras, en la pared, un poster de Angus Young mira sonriente la escena.
Porque bueno, ya sé que es solo rock n’ roll, pero me gusta.
Muy weno... totalmente de acuerdo...
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